martes, 13 de febrero de 2018

El gran éxito de una vida sin sexo.

El gran éxito de una vida sin sexo. 

Entre estos peces solo hay hembras, pero han conseguido sobrevivir con buena salud durante miles de años sin reproducirse sexualmente.

Entre estos pececillos no hay machos. Todos los ejemplares son hembras. El molly amazónico ha sobrevivido durante 70.000 años sin reproducirse sexualmente, utilizando una técnica para perpetuarse llamada ginogénesis por la que los descendientes son clones de la madre. Esta utiliza a machos de otras especies para desencadenar el proceso de reproducción, pero sin que aporten ningún material genético. Y, sorprendentemente, les va de maravilla. Nuevos estudios genéticos publicados en la revista Nature Ecology & Evolution han revelado que los peces molle gozan de una salud notable, algo completamente inesperado, ya que los linajes asexuales suelen acabar por extinguirse a causa de la decadencia de los genomas.
Los vertebrados asexuales son extremadamente raros. Solo hay aproximadamente 50 especies de peces, anfibios y reptiles que se reproducen asexualmente. Poecilia formosa, que habita aguas de Norteamérica, fue el primer vertebrado exclusivamente femenino descrito en 1932. Su nombre común, molly amazónico, se refiere a las amazonas, las guerreras de la mitología griega.
Este pez resulta un híbrido de dos especies sexuales distantemente relacionadas, y sus éxitos evolutivos y ecológicos son notables: tiene una larga existencia y ha colonizado diversos hábitats en un amplio rango geográfico.
Sin embargo, la teoría predice varias desventajas en la reproducción asexual, como la acumulación de mutaciones dañinas que conducen a la descomposición genómica y la eventual extinción, lo que se denomina "trinquete de Muller" Otro desafío es que los organismos asexuales carecen de la diversidad genética generada a través de la reproducción sexual, que es importante para adaptarse a las nuevas condiciones ambientales. Por ese motivo, los organismos que se reproducen asexualmente suelen considerarse una paradoja biológica.
Los investigadores de la Universidad de Washington en St Louis (EE.UU.) y la de Würzburg (Alemania) secuenciaron el genoma del molly y, contrariamente a lo esperado, encontraron pocas mutaciones dañinas, poca descomposición genética y un alto grado de diversidad genética. El genoma también revela un notable nivel de variabilidad en los genes relacionados con la inmunidad. Los autores argumentan que la combinación de diversidad genética y amplias defensas inmunes podría haber permitido que estos peces escaparan del destino común de los organismos asexuales: ser un objetivo fácil para los patógenos.
El conocimiento del genoma de este pez con tanta profundidad permitirá comprender mejor cómo se ha desarrollado la evolución de la asexualidad.

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